Cuando hablamos de un cansancio mental, no físico, que muchas veces nos lleva a tomar
decisiones incorrectas o, directamente, a no tomar ninguna, a procrastinar y dejar las cosas para
otro día.
Aunque las decisiones son una parte inevitable de la vida cotidiana, son ineludibles y necesarias,
hay maneras de reducir la carga mental de estas elecciones. Hacerlo reducirá no solo el precio
emocional sino que también mejorará la productividad y la creatividad en el trabajo.
Los 6 pasos para evitar la fatiga de decisión:
- Minimizar la cantidad de decisiones no esenciales que debemos tomar cada día puede
reducir el nivel de fatiga de decisión y, al mismo tiempo, disminuir los niveles generales de
estrés. Al reducir la cantidad de decisiones que debemos tomar, liberamos espacio para
las que importan. - Simplificar las decisiones que debemos tomar durante el día: trabajar desde el mismo
lugar todos los días, tener un plan de comidas semanal establecido, etc. Cuantas más
decisiones podamos automatizar, más fuerza de voluntad ahorraremos. - Tomar decisiones con anticipación: si sabemos que tenemos que tomar decisiones
similares a lo largo de la semana, podemos consolidar el proceso y hacerlo con previsión. - Establecer una rutina: organizar el día e implementar un horario nos ayudará a mantener
mente y cuerpo a un ritmo constante durante todo el día. A qué hora levantarnos, qué
desayunar, cuándo hacer ejercicio y a qué hora ir a dormir son pequeñas decisiones que
nos permitirán ahorrar energía y destinarla a aspectos más importante. - Abordar las grandes decisiones en las primeras horas del día: la investigación sugiere que
el mejor momento para tomar decisiones difíciles es a primera hora del día. Así,
priorizamos lo que más atención y energía necesita al principio. - Eliminar distracciones: mirar el teléfono, las redes sociales o mirar la televisión (y tener
que decidir qué programa ver de entre la multitud que nos ofrecen) puede agotar la fuerza
de voluntad para otras tareas.