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El síndrome del impostor, a veces llamado síndrome del fraude, es un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros y su valía personal. Quienes tienen muchos logros y triunfos suelen sufrir; así que esta enfermedad no se compara con la baja autoestima o falta de confianza. De hecho, algunos investigadores la han vinculado al perfeccionismo, sobre todo en mujeres. La tendencia a minimizar y subestimar el éxito es significativa en quienes padecen el síndrome del impostor.

Este trastorno es más habitual de lo que parece: 7 de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida.

Quienes lo sufren tienen la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces; de ser impostores, un fraude.

A pesar de las constantes pruebas de su competencia, estos pacientes están convencidos de que son un fraude y de que no merecen los logros obtenidos. Los éxitos se rechazan como pura suerte o coincidencia, aunque los demás indiquen lo contrario. Puede mostrarse tanto en ámbitos académico, laboral, social, interpersonal, así como familiar.

Además, no se creen merecedores de los éxitos que obtienen y les preocupa que los demás puedan descubrir en cualquier momento que no son tan inteligentes como parecen.

A pesar de sus logros, los denominados impostores manifiestan importantes dudas acerca de sus habilidades y creen que éstas son continua e injustificadamente sobreestimadas por los demás.

Existen dos niveles: uno que desaparece con el tiempo y la experiencia —y que se manifiesta cuando nos sentimos inseguros ante un nuevo reto o puesto de trabajo— y otro más grave, que empeora con el tiempo.

Los “impostores” rechazan toda demostración de éxito y piensan que es por mera suerte, es decir, estar en el lugar y el momento adecuados, o engañar a otros al pensar que son más inteligentes y capaces de lo que en realidad son.

El síndrome del impostor puede afectar negativamente tu carrera profesional. 

Evaristo Fernández, profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España) asegura que este síndrome está muy ligado al pesimismo defensivo.

El Pesimismo Defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI) tienen dos cosas en común: la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, el miedo al fracaso y el mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, todo ello a pesar de una importante historia de éxitos, explicó en un ensayo publicado por la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AECP).

¿Cómo afecta a tu vida laboral?

El «síndrome del impostor» puede tener repercusiones en la carrera profesional de quienes lo sufren.

Quienes sufren el síndrome temen que los demás puedan descubrir en cualquier momento que son «un fraude» y que no merecen su éxito. Además, no corren riesgos ni se atreven a pedir un ascenso porque tienen miedo de no estar a la altura, así que trabajan por debajo de su potencial.

También aumenta sus niveles de estrés y afecta a su productividad porque a menudo postergan tareas o bien trabajan demasiado duro para justificar que su éxito se debe al duro trabajo y no a su talento.

¿Cuáles son las causas del síndrome del impostor?

La percepción de conceptos como «éxito», «trabajo» y «competencia» es uno de los factores causantes del síndrome.

Se sugieren las siguientes posibles fuentes de origen del síndrome:

  • Dinámicas familiares durante la infancia. «Cuando tu hermano es ‘el inteligente’ y tú eres ‘el/la simpático/a’, o tienes presión para sacar buenas notas, padres muy exitosos o sientes que eres la oveja negra».
  • Estereotipos sexuales. El síndrome del impostor es «igual de frecuente en mujeres que en hombres», aunque hasta hace poco se pensaba que ocurría principalmente en mujeres debido a los mensajes de éxito y fracaso en la sociedad, y a la presión ante ser madre y, al mismo tiempo, una profesional de éxito.
  • Diferencias salariales. La realidad de la mujer en el mundo profesional es también una causa de este síndrome.
  • Percepción de éxito, fracaso y competencia. Las personas que sufren el síndrome son muy exigentes consigo mismas y tienen una lista de requisitos prácticamente imposibles de llevar a cabo.

Aunque se logre el éxito y el reconocimiento, el Síndrome del Impostor conlleva incredulidad con uno mismo. Esto es debido principalmente a:

  • baja autoestima
  • historial académico poco relevante, con numerosas críticas durante la infancia o adolescencia
  • falta de seguridad personal 
  • pérdida de confianza en uno mismo
  • inseguridad por experiencias pasadas 

¿Cuáles son los síntomas?

  • creencia de no merecer los propios logros, que no son justos; los consideran debidos a la suerte, o a que los demás les han ayudado
  • incredulidad en las propias capacidades
  • temor constante a ser descubierto como un fraude
  • expectativas de fracaso ante situaciones habituales de éxito o de un excelente rendimiento
  • desmotivación asociada a la falta de confianza personal 
  • ansiedad, tristeza, depresión, desesperanza
  • insatisfacción permanente

¿Cuáles son las consecuencias del Síndrome del Impostor?

El éxito y el reconocimiento nunca llegan a producir satisfacción, llevando paradójicamente a un sentimiento constante de malestar con:

  • miedo a ser descubierto públicamente como impostor
  • sentimientos de culpa y responsabilidad con la creencia de haber engañado a los demás
  • ansiedad, sufrimiento constantes
  • incapacidad para disfrutar de lo logrado
  • sensación de que todo se puede hacer mejor, de no haberse esforzado lo suficiente
¿Cómo puedes superar el síndrome del impostor?

Reconoce y plasma por escrito tus sentimientos de “impostor” cuando surjan. Esto te ayudará a romper el ciclo de pensamientos negativos. Suele suceder que cuando los escribes, ves estos pensamientos desde otra perspectiva y puedes abstraerte de ellos.

Haz una lista de tus fortalezas. Llevar un registro de tus logros es una buena forma de recordarte que no eres un fraude o un farsante. Cuando te sientas ansioso y mal contigo mismo, revisa tu lista. Los logros que quizá en algún momento no te parezcan importantes suelen adquirir mayor validez con un poco de tiempo y otra perspectiva. 

No postergues. Dejar las cosas para después solo empeorará tus sentimientos de ineptitud. Enfrenta los problemas directamente y tacha los puntos de tu lista de pendientes. Primero aborda las tareas difíciles para que, una vez que las termines, tengas una sensación de logro y fortaleza.

Es importante enfrentar estos problemas, pero también puede ser positivo tener algo del síndrome del impostor: conservas tu humildad y te concentras en mejorar tus hábitos. Sin los efectos de este síndrome, puedes volverte megalómano y estar convencido de que eres infalible.

Tratamiento Psicológico

El tratamiento del Síndrome del Impostor se basa en una psicoterapia breve o de larga duración, dependiendo de la problemática asociada. Cabe mencionar que este síndrome puede asociarse a personalidades inseguras, con muy baja autoestima o con depresión. En cualquier caso, se trata de buscar la causa, el origen que ha desencadenado una creencia que no responde a ninguna argumentación concreta. Adicionalmente, pueden utilizarse técnicas coadyuvantes como el EMDR, el Brainspotting o el Focusing.

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